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LITERARIA

LA ILUSION

Acudía parco a esa ilusa llamada, ¿era una cita forzada? Entre insistencia se adelantaba, pero mal no deseaba quedar ante ella, la ilusión, de saberse existente, de darse por entendido, de hacerse presente, colorario era el festejo inminente en un acisioso matrimonio dodne  se divertiase la gente, extraida la ilusión atrevida, tan casual y onminiosa presencia, dulcificaba la existencia y acuñaba que nada era en vano, y todo era una graciosa, pero rica coincidencia, que al término de su presencia, entre nubes se desencadenaba la más divina providencia.
A primera vista el desconcierto tácito, entre los visores de un automóvil, podía divisarse su magnifica figura, que llegaba con holgura, era la ilusión adquirida, la cual era convertida en real quimera, después de muchas conecciones perecederas; aunadas a ariscos,  encantos, enojos y espantos, llegó lo no pactado, lo no escrito, el conocer a la ilusión galante, descrita cual bella figura  extravagante, llena de vida, de ingenio y de actitud asertivamente excitante, dulzura hecha persona; coincidencias en noche de media luna, entre la brisa de un frio abrazador que helaba hasta las intenciones, era yo o era la ilusión, nada connotaba tal aflicción, nada presagiaba el final de la conversación, era algo deseado, pero nunca pactado, sensación que se entrelazaba por sus miradas, llenas de empatía dicha y alborozadas, por el deseo vil y cruel que ante la nada pedía se consumará; contenciones y avidez, pulcros pudores y recatos con asentimiento, contuvieron aquel creciente sentimiento de arrancar un cristalino beso mágico de los labios de la ilusión con su consentimiento, sus cristalinos vivaces ojos algo cansados pero con mucho temor fogoso, contemplaban de pies a cabeza al iluso de turno, que al parecer si con creces la pena valía y con presunciones directas, sus argumentaciones selectas, daba en catedra con mimetizaciones y propuestas, era todo tan a la perfección que jamás pensaríamos en una tremenda relación, bendecida por la ocasión sin planificación, aprehención y motivación de los dilectos ilusos por connotación.
Aventajada la dicha y sembrado el corazón un beso marcado e imaginario, se plasmó entre los dos, que ante un estruendo motorizado, en sus mentes se desvaneció, prolongada la noche hasta más no poder de sus dimes y diretes ninguno lo podía creer, parecían gemelas las intenciones y pactado el quehacer, solo iban en tren las rumorosas miradas, que con las manos heladas, la ilusión era asediada por un calor que anhelaba y que el consorte ocasional podía brindar.
De sus asientos pactaron la partida, para entregarse ante Morfeo sin apatías y saldar viejas cuentas con el estupor del frío, que los ahuyentaba discretamente al livido.
Caminaron cientos de espacios vacíos y lúgrubes pasajes, rosando varias veces sus manos que con timidez deslizaban ante cada embate u obstáculo del camino, embebidos de cansancio, ante un prolegómeno descanso, suspiraron sin aliento y mirándose fojamente, cerraron el pacto del deseo, uniendo sus labios en contrato de momento, la resequedad de algunos labios no fue impedimento que consumasen el acercaiento directo y un fuerte abrazo desequilibró en estruendoso corte eléctrico en ambos mortales cuerpos, que deseosos se entregaron uno a otro en sumidos besos eternos, bajo una media luna helada y enamorada que cubría la escena de plusvalía robada al amor, al inicio, al comienzo de algo bello, sus corazoens tiritaban y entre caricias y toques ellos se abrigaban, entregándose calor  al alma y sazón al sentir y concertando un idilio de ilusión, partiendo de la mano y perdiendose ante las luces de la ciudad que los esperaba.
Eran ya las siete y desperté por un incesante ruido de la licuadora, susrrante y tintineante sonido que asusa el sueño hasta de un oso invernando, ¡Qué bello sueño!, susurre, y en una respuesta monologada, me dije: ¿Cuándo encontraré una ilusión así?, tal ves este sueño sea una predicción de lo que me ocurrirá.
Me levante pasmado y contento la avez, triste e ilusionado, feliz, pero desconcertado, me lave los dientes, fui a desvestirme para ducharme y fue allí, que mi celular plasmó su chispeante alarma de llamada, contesté al unisonó... ¡aló!... era la ilusión, y sonreí, y  conteste , a quien podría ser el amor de mi vida.

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