FEBRERO
Las horas pasan y el tiempo cruel me mata, he llegado a un mes crucial, el más corto de mi existencia, emblemático momento del año, donde los recuerdos y la felicidad y antagónica tristeza me arrebatan risas y lágrimas; desde alegres cumpleaños que tuve en mi pequeña casa con juguetes y regalos, hasta alejadas celebraciones, en distantes lugares con gente extraña y otros en añorados días con personas que amaba; saber que cada año llega esta fecha y la celebras, es que adoras a este ermitaño que es tan efímero y escaso a la vez, termina tan pronto que ya ni cuentas lo que vives ni lo que ves, son casi tres décadas y media que he lidiado con él, lo han hecho famoso por esas conjunciones astrológicas como un mes de descabelladas acciones y discordantes muestras de locura y libertinaje total hechos por sus hijos y aparejados tutelados, además de estar cobijados bajo uno de los astrozodiacales y mundanos signos que impuso algún orate, llamado acuario; el amor tiene un fecha propia donde se recobra toda la ternura y delicadeza de un sentimiento llamado amor conciliando un día de paz y entrega total entre dos corazones que se aman eternamente; se celebran carnavales con mucha lujuria y elegancia, sofisticadas presentaciones, en todo el mundo, estrambóticas manifestaciones de ocio, locura, libertinaje, alegría y desidia humana que la peculiaridades variada, muchas de estas influencias hacen de él un imperecedero y envidiable destino del tiempo. Febrero mi loco, vulgar , sencillo, e inconfundible, donde después de tantas cuitas de amor diversión extrema, simplemente celebró mi cumpleaños.
¡Feliz cumpleaños!, a mi mismo.
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