ANTITESIS DE DUDA
Un sueño perdido eres tú, un hallazgo encontrado que esta en mí, un precipicio de dudas y manojo de verdades considero de ti, la mustia sensación del idilio perdido, una mágica noche embrujada por el olvido, pero claro las dudas de tus verdades hacen crédulos mis sueños apócrifos, mis pesares más dulces, y las ansias de no desearte.
Voy a escribir una intención de duda, una desavenencia de la vida, un acapite no previsto, una laceración del alma, que recuperar el aliento no nace, y porque mis tan solas noches, se mecen en un solo pensamiento, ¡la duda!, duda de tu alma, duda de tu
cuerpo, de tus intenciones samaritanas, de tus vetustos pensamientos nuevos, de tus avatares de vida e inconstancias frecuentes y prematuras de madurez extrema, con presagios fortuitos de equivocaciones erráticas, un mundo azul que lleva una cumbre de amor allanada por el epílogo de tu cielo introito.
Juzgaré lascivamente la lujuría de tu castidad, envuelto en tu desabrigado corazón bizarro, etereo sentimiento voluble. tosco y grosero; entregado en enjundias vacilantes e indecibles, contemplando auroras a ciegas, ¡no, no! no mires cuando el sol se esta poniendo y asi el día muriendo y nuestra noche ennegrecida al amor más triste de
este mundo; el tuyo y el mío compartido por una distante y próxima realidad vellaca e inexpugnable donaire de huir y morir en una sala de partos, irónica y franca premisa.
Este probre corazón que se rompió, apagó, pero que nunca se rindió fue directo al averno con su paraíso y que por ti, solo por ti, pensó en dos.
Voy a escribir una intención de duda, una desavenencia de la vida, un acapite no previsto, una laceración del alma, que recuperar el aliento no nace, y porque mis tan solas noches, se mecen en un solo pensamiento, ¡la duda!, duda de tu alma, duda de tu
cuerpo, de tus intenciones samaritanas, de tus vetustos pensamientos nuevos, de tus avatares de vida e inconstancias frecuentes y prematuras de madurez extrema, con presagios fortuitos de equivocaciones erráticas, un mundo azul que lleva una cumbre de amor allanada por el epílogo de tu cielo introito.
Juzgaré lascivamente la lujuría de tu castidad, envuelto en tu desabrigado corazón bizarro, etereo sentimiento voluble. tosco y grosero; entregado en enjundias vacilantes e indecibles, contemplando auroras a ciegas, ¡no, no! no mires cuando el sol se esta poniendo y asi el día muriendo y nuestra noche ennegrecida al amor más triste de
este mundo; el tuyo y el mío compartido por una distante y próxima realidad vellaca e inexpugnable donaire de huir y morir en una sala de partos, irónica y franca premisa.
Este probre corazón que se rompió, apagó, pero que nunca se rindió fue directo al averno con su paraíso y que por ti, solo por ti, pensó en dos.
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