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LITERARIA

LOS POROTOS TRISTES


El delicioso olor que cubría la sala era la experiencia de seguir los pasos de una provocativa receta culinaria. La noche anterior después de haber visto ciento de veces en la alacena aquella bolsa de frijoles, que se había fijado en mí, que la veía cada vez que cogía la lata de "Altomayo" para vacearla en mi taza, estaba algo aburrido y el cocinar habichuelas fue un propósito planteado para el siguiente.
Extraña ocasión que un día viernes cocinara esta plato, entre las pocos hobyes que tengo. Entré en la cocina, la prendí y por inercia puse agua, luego en la sala encendí la computadora e ingrese mi clave, en la cocina encendida ya hacía una olla con aguan calentándose, mientras esperé que cargase el programa,  la cocina a fuego rápido dejaba ya ver su trabajo con el agua, ingrese al Google y empecé a buscar los platos típicos preparados a base de fríjoles, las recetas eran cientas y los del norte del país eran los platos que más destacaban, pero los ingredientes que allí pedían no los tenía a la mano, así que busque una receta sencilla, que no encontraba y en ese proceso  el agua iba ya casi en ebullición, después de leer y buscar tanto encontré lo que buscaba, unos fríjoles criollos, leí la receta y manos ala obra. Aunque nunca los había cocinado, los había probado muchas veces y de todo color y entodas formas, y eran muy apetecibles, mi duda era ¿si realmente me saldría bien la receta o simplemente terminaría todo en el bote para los chanchos?
Cogí el poroto o habichuelas y las puse a calentar en agua a dos dedos del ras de ella, mientras las noticias daban cuenta de un accidente de tránsito, después con ají molido y cilantro que compre de la tienda ya tenía la base para el aderezo, y las 11 de la mañana premiaban, se informaba  luego que todos habían sido ya rescatados de la combi accidentada, pero dos personas se debatían entre la vida y la muerte. Eso me crispo los ánimos, mientras el poroto cocía empecé con el aderezo, ya la carne de res había sido cortada en pequeños trozos, encontré luego carne seca, y en la receta pedía jamón, tocino, salchicha o similares para echar, mande comprar con mi hermano tocino y salchichas, y cuando las trajo las incorporé a medida que iban dorando la cebolla, con el ajo, el aceite , el ají molido y el cilantro, con sal y glutamato; el olor era llamativo y apetitoso, luego eche la carne, el tocino que empezaron a cocer y expeler un aroma por toda la casa e imagino que  por las casas aledañas también, prometía el aderezo ser el plato algo interesante; luego se informaba que uno de las victimas no identificadas aún estaba en estado e coma; el caldo formado por las carnes en cocción ya hervía y ya cocidos lso porotos los heche en la olla
que delicioso olor salió de aquella olla, revolví todo lo cocinado y se conjuncionó un delicioso platillo, para finalizar había un llamado para donar sangre con urgencia, algo pasaba con uno de los heridos en el accidente. Terminada mi obra de arte culinario, estaba ya deliciosa y la olla arrocera terminaba su labor con el arroz graneadito, todo lisot puse la mesa con los mejores manteles e individuales, cubiertos recién lavados, los platos más grandes pues supe que iban a repetir, sonó el auricular y después de ello un silencio se apoderó de la casa, y aquel periodista atinoa pronunciar un nombre muy familiar para mí, era la persona en coma, y cuando reaccioné mi casa estab desierta, ningún había quedado más que yo, todo ya se hallaban en camino al hospital. Aquel día nunca lo he de olvidar, ese día los porotos se quedaron en la olla nosé cuando lavaron esa ola y si fue al chancho su contenido o simplemenye a algún basurero, lo único que sé es que  jamás en mi vida volví a cocinar porotos ni a comerlos.
Tristemente mi padre falleció ese día y todos destrozados sólo atinamos a guardar nuestros secretos culinarios, nadie cocina sólo pensionamos, y en nuestra casa no existe cocina, pues es solamente un lugar para guardar cosas viejas y roidas por el tiempo.

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